Primeros auxilios para EpicFamilies

Siempre pensé que jugaba con ventaja. Creía que por tener formación técnica en emergencias, y por haber formado parte del SAMUR durante 12 años, seguiría actuando ante una emergencia con la misma seguridad y serenidad durante toda mi vida. Pero no, en un tiempo sí fue así, pero ahora algo muy importante ha cambiado, y es haberme convertido en padre de dos niñas maravillosas. En el momento que crucé al lado de la paternidad mi vida dio un cambio en muchos aspectos.

Pero hoy quiero tratar uno de los más delicados y es el de estar preparado para saber y poder actuar en situaciones límites donde hay riesgo vital para nuestros hijos. Lo que sutilmente se llama primeros auxilios. Pero no los que hacen referencia a saber tratar heridas, quemaduras, contusiones o golpes. Estas situaciones las hemos vivido en repetidas ocasiones a lo largo de nuestra vida y en mayor o menor medida sabemos como actuar. Me refiero a las situaciones que implican compromiso vital y que a pesar de ser las más importantes son para las que menos preparados estamos.

No quiero hablar de los cuidados clásicos de salud de nuestros hijos, de las dosis de Apiretal acorde al peso en un momento de mucha fiebre. No quiero tratar el tema de las otitis, ni de cuando ir o no al médico. Que va, lo que quiero hacer es hablar del tema tabú que ningún progenitor quiero tratar. Un tema que todos evitamos y que cuando se menciona todos miramos a otra parte o decimos frases del tipo «uy cambiemos de tema», «que horror, no quiero ni pensarlo». Pero no caigamos en el error de pensar que lo malo siempre le ocurre a otros. 

Tomemos cartas en el asunto porque ninguno estamos libres de ser los protagonistas de un suceso terrible y luego salir en las noticias o ser el padre o la madre de aquel niño al que fíjate tu lo que le pasó.. Ha llegado el momento de hablar de inconsciencia, de respiración boca a boca, de masaje cardiaco, RCP, de compresiones por minuto, de ventilaciones, de mantener la vía aérea permeable, de pulso, de posición lateral de seguridad, de la maniobra de Heimlich y de un largo listado de puntos que es de vital importancia conocer y además estar familiarizados.

Hay dos puntos que van a marcar la diferencia entre quedarnos bloqueados y poder actuar. Por un lado recibir la adecuada formación teórico-práctica y por otro ser conscientes de que la atención en los primeros minutos de una emergencia definen el resultado final de la misma. Por eso yo siempre recomiendo sacar el tema de los primeros auxilios en las reuniones con otros padres, ya sean amigos o simplemente conocidos del colegio de nuestros hijos. Hagamos que este tema esté en boca de todos y demos el siguiente paso. Un paso que consistirá en buscar ya sea de manera formal a través de un centro formativo, o de manera informal a través de un padre/madre con formación en emergencias, un curso o simplemente un charla sobre primero auxilios.

Pero hasta entonces demos unas cuantas pinceladas al protocolo de actuación. Pensemos que las situaciones de emergencia en las que nos podemos encontrar pueden ser muy variadas, pero al final el compromiso vital viene siempre acompañado de: pérdida de la consciencia, parada respiratoria y por último parada cardiaca con el consecuente temido y terrible final. Un accidente de tráfico, un precipitado, un ahogamiento por inmersión o atragantamiento, una electrocución o enfermedad común pueden ser las causas principales de una situación de compromiso vital.  Tratemos de quedarnos con una visión muy sencilla y práctica de los pasos a seguir.

(PAS) Proteger, Alertar y Socorrer


Aprendamos la siguiente regla mnemotécnica (PAS) Proteger, Alertar y Socorrer. Esto será lo primero que debemos tener en cuenta. Identificar la situación, el origen del suceso y el foco de peligro si existe, para aplicar lo que se define como autoprotección. De nada sirve que sepamos aplicar primeros auxilios si al final nosotros nos convertimos en víctima, por ejemplo, de un atropello. Por ello debemos asegurar la zona protegiéndonos a nosotros mismos primero, y después al accidentado. Si estamos solos, antes que alertar debemos empezar a socorrer a la víctima (una vez iniciadas las maniobras de primeros auxilios, si a los dos minutos no hay respuesta y estamos solos entonces, sin abandonar a la víctima, hay que pedir ayuda, pero lo primero siempre es actuar sobre el accidentado pues los primeros minutos de asistencia marcarán la diferencia), pero si hay más gente debemos alertar en paralelo a empezar a auxiliar (siempre al 112)

Una vez tengamos la zona asegurada y hayamos alertado a los servicios de emergencia, entonces empezaremos a aplicar el protocolo de actuación en emergencias, lo que se define como el ABC y que siempre será el mismo estemos en la situación que estemos. Ahora no nos vamos a centrar en qué es lo que ha ocurrido, sino en aplicar el ABC. Partamos de la premisa de que conocemos la causa del accidente, lo cual será de gran ayuda, pero sepamos que la forma de actuar será siempre igual. 

El ABC


  1. Lo primero que vamos a valorar es el nivel de alerta o consciencia del accidentado. Para lo cual le hablaremos siempre con voz enérgica, si no responde a nuestra voz trataremos de estimularle con contacto físico, ya sea presionando un brazo, un ligero movimiento de «zarandeo» (nada violento que pueda provocar lesiones mayores) o incluso un pellizco. Si tenemos la suerte de que responde a cualquier estímulo (simplemente nos sigue con la mirada) querrá decir que dentro de lo malo la cosa va bien y hay respiración y por lo tanto pulso cardiaco, aquí finalizaremos la maniobra colocando al accidentado en posición lateral de seguridad. Esta maniobra consiste en colocar a la víctima tumbada en el suelo ladeada sobre su perfil izquierdo, con su brazo izquierdo apoyado en el suelo y el derecho cruzado sobre su pecho con la palma de esta misma mano bajo su mejilla izquierda amortiguando así el apoyo de la cabeza en el suelo. ¡Atención!, esta maniobra no se debe utilizar en caso de posible daño cervical (accidente tráfico, precipitado, etc.)
  2. Si no responde a los estímulos debemos valorar si respira, para lo cual lo primero es fijarnos en su boca y comprobar que no tiene nada dentro como pueda ser un chicle (algo mucho más común de lo que creemos) y hacer un barrido con nuestro dedo índice dentro de su boca para sacar cualquier elemento que podamos encontrar. A continuación debemos acercar nuestra mejilla a la boca del accidentado a la vez que miramos hacia su pecho (el tiempo de valoración deberá ser de 10 segundos aproximadamente). De esta manera podremos sentir la respiración, la escucharemos y veremos subir/bajar el pecho. Esta maniobra de valoración de la respiración no es significativa si no mantenemos la vía aérea del accidentado abierta, para ello debemos emplear la correspondiente técnica, siendo la más conocida la maniobra frente-mentón, que consiste en situar la palma de una mano sobre la frente y la otra mano pinzando la barbilla. Desde esta posición habrá que empujar la mano de la frente hacia abajo y tirar de la mano que pinza la barbilla hacia abajo y hacia afuera haciendo que la boca se abra.
  3.  Si hay respiración querrá decir que hay pulso y entonces terminaremos la asistencia colocando al paciente en posición lateral de seguridad. Si por el contrario no hay respiración, debemos empezar el boca a boca, abarcando con nuestra boca la boca del accidentado de manera que quede sellado y no se escape el aire por ningún hueco, también será necesario pinzar la nariz cuando insuflemos aire para evitar que salga por las fosas nasales en lugar de ir directo a los pulmones, pero recordemos soltar la nariz cuando terminemos de insuflar para que el aire pueda salir a continuación del interior de los pulmones del accidentado. Un total de 5 insuflaciones de emergencia para luego proceder a valorar de nuevo si hay respiración. Las insuflaciones han de ser profundas y debemos ver subir y bajar el pecho de la víctima con cada respiración. En el caso de que se trate de un niño pequeño debemos abarcar con nuestra boca la boca y la nariz del niño en cada insuflación.
  4. Si sigue sin haber respiración, valoraremos el puso cardiaco (pulso carotideo, ubicado en el cuello a ambos lados de la nuez, lo comprobaremos con los dedos pulgar e índice de una mano presionando suavemente en perpendicular al cuello de la víctima), si hay pulso pero no respira continuaremos insuflando aire durante un periodo de 1 minuto y volveremos a valorar. Si hay pulso pero no respiración continuaremos insuflando aire de forma continua y valorando cada minuto.
  5. Si tampoco hay pulso empezaremos la compresiones en el pecho, un total de 30 combinadas con 2 insuflaciones, repitiendo la secuencia “30 compresiones y 2 insuflaciones”, parando para valorar de nuevo cada 2 minutos. Continuaremos con la maniobra de reanimación cardiopulmonar de manera ininterrumpida hasta que recuperen las constantes vitales o lleguen los servicios de emergencia. En caso de que recupere las constantes terminaremos la asistencia colocando al accidentado en posición lateral de seguridad. Las compresiones cardiacas se realizarán, ubicándonos de rodillas a un lado del paciente, con las rodilla pegadas al accidentado y a la altura de su pecho, posicionando una mano sobre la otra y apoyando el talón de la mano que queda por debajo sobre el pecho de la víctima, desde esta posición y con los brazos rectos (importante no doblar los codos ya que debemos emplear el peso de nuestro cuerpo y no la musculatura de nuestros brazos) presionaremos en perpendicular al suelo a un ritmo rápido y constante (120 compresiones por minuto, mínimo 100, cada compresión debe profundizar 5cm aprox.). Pero si se trata de un bebé la forma de ejercer las compresiones cambia, pasando a hacer las compresiones simplemente con los dedos pulgar e índice de una mano y en el caso de que podamos abarcar el pecho del niñ@ entonces lo haremos de manera que lo dos pulgares quede paralelos entre si sobre el pecho de la víctima y el resto de dedos envuelvan las espalda del niñ@. Una referencia que nos ayudará a ubicar el punto exacto de las compresiones, ya sea adulto o niño, es buscar el punto medio entre los dos pezones, justo encima del esternón es donde debemos ejercer las compresiones..

 

¿A qué ritmo debo realizar las compresiones?


Una de las miles de dudas que suelen surgir es esta. Pues bien, para responder a esta duda tan frecuente que mejor idea que la propuesta por la Fundación Española del Corazón y seguir el ritmo de una canción. Aquí os dejo un ejemplo que os marcarán el ritmo, pero lo mejor es que cada uno encuentre su propio tema ya que así lo recordará en caso de emergencia (ritmo de 120 compresiones por minuto):

https://www.youtube.com/watch?v=oQwNN-0AgWc
Todo lo expuesto hasta ahora tiene un montón de variantes que dependerán de la situación puntual del accidente y el accidentado y de quien sea el reanimador y la formación que posea. Pero el guión básico es el mismo, variando los tiempos y los números de compresiones e insuflaciones. Lo importante es no dejar de actuar al margen de la calidad con la que seamos capaces de realizar las diferentes maniobras. Aquí os dejo un video que me ha parecido muy ilustrativo y aborda todas la maniobras que hemos mencionado y que ha desarrollado la Fundación Española del Corazón en colaboración con SAMUR.

Es importante que la sociedad tome conciencia de la importancia de conocer estas técnicas. Lo mejor es empezar desde edades muy tempranas a formar a nuestros hijos en estas técnicas y sobre todo en aprender a identificar situaciones de emergencia, saber valorar las constantes vitales de una persona y conocer las maniobras de reanimación. Pero antes, enseñarles a aplicar el PAS, para que sepan protegerse a si mismos y a los accidentados, conozcan los medios y los teléfonos para avisar a los servicios de emergencia, y por supuesto que sepan aplicar las diferentes maniobras de primeros auxilios.

En los colegios ya se están empezando a realizar talleres con los más pequeños en las clases de infantil. Mediante juegos y canciones se pone en contacto a nuestros hijos con situaciones de emergencia para que puedan reconocerlas y empezar su proceso de formación. Si en vuestros colegios aun no se está haciendo no dejéis de plantearlo para que se realicen estas actividades en todos los cursos. Es fundamental que tanto profesores, padres, como alumnos estén formados y además tengan un reciclaje periódico, porque como todo, lo que no se practica se tiende a olvidar. 

Hasta aquí hemos podido ver de manera muy genérica la forma de actuar ante un emergencia. Pero no hemos entrado en otros muchos detalles a tener en cuenta y que serán abordados en próximas publicaciones. Temas tan importantes sobre como actuar en caso de atragantamiento, cómo la prevención es siempre la primera herramienta a tener en cuenta, qué hacemos si la emergencia se produce en casa, ¿avisamos a emergencias o vamos corriendo nosotros al hospital?, ¿que es un desfibrilador automático de emergencia y por que cada vez vemos más en centros comerciales y lugares públicos, quien los puede usar?

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