Caga Tió, el truco para que los niños se porten bien en Navidad

Todas las que tenemos niños sufrimos los malos comportamientos. Sin duda alguna, una de los temas que más hablamos las mamis es cómo corregir la conducta de nuestros niños.

Hay ciertas fases en las que los pequeños tienen más pataletas, celos, rebeldía… en las que debemos tener una dosis extra de paciencia. Sin embargo, en las mejores épocas también hay que poner límites y buscar esos «trucos» que hagan que mejore su comportamiento.

Yo he usado muchos que funcionan, pero en las épocas navideñas, la que mejor funciona año tras año es el «Caga Tió».

Este personaje viene de la tradición catalana, aunque poco a poco se van viendo en otras casas españolas. Se trata de un tronco con carita simpática y barretina que nos acompaña durante el mes de diciembre en casa. El día 24 de diciembre, lo tapamos con una mantita, reunimos a los niños de la familia y, bastón en mano, cantamos una canción mientras golpean al Tió. Al acabar la canción, levantamos la manta y aparecen regalos que ha «cagado». Ya sabéis que los catalanes somos un poco escatológicos. Hasta los regalos los cagamos!

En casa aparece el día que ponemos el árbol de navidad, durante la noche, y causa una gran sorpresa en los niños al verlo junto al árbol por la mañana, sin previo aviso.

¿Sabéis la típica frase que decimos todas las madres? «Hay que portarse bien porque los reyes lo ven todo». Normalmente funciona, pero el Tió es mucho más eficaz. Está en casa, con los ojos bien abiertos, y lo ve TODO. Hasta mis hijos lo dicen «En casa hay que portarse bien porque él sí que lo ve todo!». ¡Pero hay más!

Yo nunca tuve un Tió en casa, así que imagino que hemos adaptado la tradición un poco a los que nos viene mejor como familia.

En concreto, el nuestro come piel de fruta. Cuanta más come, más cagará luego. Así que durante el día acumulamos la piel de la fruta comida en un bol, y al acabar el día, se lo ponemos delante de su carita. Por la mañana… ¡tachán! El ¡Tió se ha comido toda la piel!

¿Qué conseguimos? Pues que durante un mes tengamos niños algo más tranquilos, con sus enfados, pero mucho más suaves. Y además comen mucha fruta de forma proactiva. Ideal, ¿no?

En enero, una vez pasadas las fiestas, desaparece hasta el año siguiente. Pero la rutina creada durante un mes se nota. Normalmente disfrutamos de eneros más tranquilos y con más fruta en sus cuerpos. ¡Todos ganamos!

Si queréis haceros con uno, podéis buscar un tronco y hacerlo de forma casera. En mi caso, no tenía tiempo y lo compré online (¡viva el e-Commerce artesanal!). Seguro que encontráis uno que os ayude durante las fiestas.