Llevo mucho tiempo con esto en la cabeza, y por fin he encontrado un tiempo tranquilo para poder ordenar las ideas y ponerlas por escrito.
En los últimos meses me he encontrado comentarios y artículos sobre muchos temas que no hacen más que criticar lo que hace el otro. Unos son explicativos, otros van más allá y pueden llegar a ofender. Por ello, este año, entre muchas cosas que me guardo para mi círculo privado, me propongo juzgar menos. Digo menos, pero me encantaría alcanzar el «no juzgar».
Y es que… hay muchas maneras de hacer las cosas. Unas nos funcionan mejor, otras no tanto. Normalmente no se meten tanto contigo (que cada cual haga lo que quiera) pero en el momento en que eres madre… tachán!!!! se abrió la veda, y todo el mundo se pone a opinar.
Desde los hermanos, la madre, la suegra, vecinos, compañeros de trabajo, colegas del barrio hasta extraños que ni conoces… A todos ellos:
- Si no pienso dar el pecho a mi hijo, mis razones tendré. Es una cosa que he reflexionado bien, lo he hablado con mi pareja, y lo hemos decidido. La leche de fórmula actual está muy estudiada, y a pesar de no ser como la materna, cumple su función. No?
- Si decido dar el pecho hasta que mi hijo diga basta, sea la edad que sea, qué problema tiene el mundo con ello? No es mi pecho? No es mi tiempo? No es la relación que tengo yo con mi hijo? Pues entonces por qué tiene la gente que opinar sobre ello?
- Si decido enseñar a mi hijo a dormir con el Método Estivill o cualquier otro, no estoy criando un monstruo. No hago que mi hijo sea un frustrado ni un inseguro. Estoy ayudándolo a ser autónomo y a menudo me permite dormir más horas seguidas (por lo que el día siguiente estaré más fresca y relajada).
- Si decido hacer colecho, soy yo quien está con el niño en la cama. Soy yo quien recibe las pataditas del bebé mientras duerme. Por qué tendrá la gente que criticar si ya es momento de sacarlo y pasarlo a camita de mayores? Si yo estoy bien, si el bebé está bien, mi pareja está bien, por qué no iba a ser suficiente para el resto?
- Si quiero ofrecer a mis hijos medicina homeopática, y me funciona, por qué tengo que escuchar a los que me piden que le de otros medicamentos? No es mi hijo? No te digo que se cura igual? Acaso crees que disfruto viéndolo malito?
- Si decido coger una excedencia para cuidar a mis hijos, es porque lo he hablado con mi pareja y hemos visto que es la mejor opción. Nosotros sabemos si nos lo podemos permitir, nadie más.
- Si decido apostar por mi carrera profesional, porque aparte de madre, soy persona, quién eres tú para decir que soy peor madre. La maternidad no llena a todas las personas por igual, y eso tampoco implica que ame menos a mis hijos.
- Si decido llenar las tardes de extraescolares a mis hijos, alguna razón tendré. Tal vez quiera hacerlo, tal vez me lo pidan ellos, o tal vez no tenga otra opción que eso. No me juzgues, no tengo por qué contarte el motivo.
- Si decido tener un único hijo, puede deberse a muchos motivos. Solo quiero uno, solo me puedo permitir uno, o simplemente, que el segundo no llega por mucho que lo intente. Deja de decir que dé un hermanito a mi hijo.
- Si apuesto por una familia grande, no tienes nada que opinar. Soy yo quien pasa los embarazos, los partos y crianzas. Mi casa es la que está llena, igual que mi coche y mi nevera. Si yo lo he decidido, y buscado, deja de decirme que me compre una tele.
- Y si no tengo hijos, tampoco me des la brasa. Quizás no quiero. Quizás no puedo. Y tú no tienes por qué saberlo. Si me conocieras de verdad, si fueras de verdad mi amigo, seguro que lo sabrías y respetarías.
Hay muchas cosas que una mujer tiene que oír y aguantar, pero si todos nos callamos un poquito más, y dejamos hacer a cada familia lo que considere oportuno, todos seremos más felices.
Fíjate en tu familia, en lo que os gusta, os funciona, os hace sentir bien. Mejora lo que vaya mal, aprende de tus errores, reconduce vuestra vida hacia vuestras metas y proyectos.
Fíjate menos en cómo lo hacen los vecinos, porque cada uno parte de un lugar distinto y tiene un objetivo diferente. Que se cruce en tu camino no te da permiso para que critiques cómo lo camina, ni con quién.
La próxima vez que alguien te cuente cómo hace algo, no lo juzgues. Limítate a responder «si a te funciona, genial» 🙂