Ser padre es muy complicado. Con los años, el trabajo cada vez es menos físico y se convierte en más mental. Pasas de cargar bebés, empujar carritos y empalmar noches sin dormir a tener que mantener tu postura, justificar opiniones y mantener la calma en momentos tensos.
Somos reales y en determinados momentos florece nuestro lado oscuro. Sin embargo, hay algo que debe permanecer en casa: el respeto mutuo entre padres e hijos.
¿Te iría bien tener algunos recursos e ideas para conseguir mantener ese respeto? ¡Atenta!
- Escucha sus opiniones y historias hasta el final. Esto es especialmente difícil para aquellos padres que tienen kids que no callan ni bajo el agua. Es agotador tener un murmullo de fondo que nos quiere contar todo lo que pasa en el mundo. Sin embargo, sus opiniones son importantes; tanto como las nuestras. No dar valor a sus palabras hace que piense que no sirven para nada, lo cual conlleva frustración e infravaloración. Intenta hacer escucha activa algunos ratos, y pídele tu espacio en otros momentos que necesites espacio y relajar la mente. Así os respetáis entre vosotros, y habrás labrado una comunicación fluida para cuando llegue la adolescencia.
- Los gritos no dan autoridad. Somos humanos (yo la que más) y los gritos acaban llegando a casa en el momento que menos funcionan, pero debemos intentar evitarlos. No aportan nada, no mejoran las situaciones de tensión y muestran un ejemplo a los kids que no es nada recomendable. Si necesitas un respiro y ves que estás a punto de explotar, sepárate. Métete en el baño, cierra la puerta, y quédate tranquila hasta que estés mejor.
- Sé sincera con ellos. No les engañes ni les mientas. A veces, sin querer, no estamos a la altura de sus expectativas pero debemos intentar ser sinceros y transparentes con ellos. Ellos agradecen mucho cuando les contamos la verdad y entienden el por qué de las cosas. Además, les estamos dando un claro ejemplo para el futuro. Cuando sean mayores tendrán interiorizado que no hay mentiras en casa.
- Enseña el valor de «gracias» y «lo siento». Muy relacionado con lo anterior, puede ser que defraudemos a nuestros kids sin quererlo. Quizás esperaban que fuéramos a ver ese partido de fútbol o que participáramos en un taller en horario de trabajo. No siempre podemos hacer todo lo que nos gustaría, pero es muy positivo explicar los sentimientos a los niños. Un «cariño, lo siento, me ha resultado imposible ir hoy al cole pero ya verás que mañana montaremos en bici juntos». Con ello, aprenden a ponerse en nuestras carnes y a trabajar la empatía.
- Evita darle todo lo que pide. Querer a nuestro kid no significa que debamos darle todo lo que nos pide. Es básico y fundamental que aprenda el valor de las cosas, que cuestan un trabajo y un esfuerzo. Tener aspiraciones y objetivos claros nos centra y focaliza en la vida. Si tienen todo lo posible, su cabeza se duerme y deja de trabajar.
- Marca límites y respétalos. Todos necesitamos normas y límites. Es lo que nos marca qué podemos hacer y qué no y nos ordena en la sociedad. Es básico que en casa marques bien los límites y seas consecuente. Si dices que sí, hazlo. Si dices que no, sé fuerte y aguanta. Los kids, por defecto, intentarán cruzar las líneas rojas constantemente, pero si ven que somos estables y nos mantenemos firmes, nos respetarán más.
- Coordínate con tu pareja. Relacionado con lo anterior, es básico que la pareja esté coordinada. Si ven que cada uno va en un sentido, encontrarán la forma de ensanchar esa brecha y hacerla enorme. No siempre podrás hacer las cosas a tu manera, así que cede en algunas situaciones. Tu pareja cederá en otras. Lo importante es que los niños nos vean unidos y alineados.
Y tú, ¿tienes algún truco más? ¡Cuéntanoslo!